miércoles, 9 de octubre de 2013

El inglés que fue a Sevilla y volvió capillita. Historia del fish sin chips cofrade

Parada Alcalde Luis Uruñuela (Las Góndolas)
¿Primavera u Otoño? ¿Mayo u Octubre? Vaya calor que hace, una calor acentuada cuando uno es usuario del #Bus27. Solo falta ver niños vestidos de primera comunión, cruzarte con alguna procesión de impedidos o encontrarte con alguna imagen letífica, señores vamos a ver con eso de letífica, de Gloria de toda la vida. Este capillismo esta cada vez mas perdido con tantas cursilerías. Hablando de capilleo, mientras espero el #Bus27 me viene a la cabeza la historia, verídica como las de Paco Gandia, de un inglés que estuvo por Sevilla y se hizo capillita según relata por las islas británicas un tal Tony Married.  

Parada Montesierra (Rafael Beca Mateos)
Historia del fish sin chips cofrade

Castle Combe  (Inglaterra)
Mi nombre es Tony Married, soy un lugareño de un pequeño pueblo de Inglaterra llamado Castle Combe. Un pueblo que muchos dicen que es el mas bonito de Inglaterra. Sus bellas casas y su iglesia medieval ofrecen un conjunto armónico, equilibrado y bello. Las tres principales calles del pueblo convergen en Market Cross (la cruz del mercado) construida en el siglo XIV. Tuvo que ser en el año 1989 o el 92 o el 95, pero la verdad que el año no importa mucho, cuando un vecino de Castle Combe se fue a conocer las hermandades de la ciudad de Sevilla. Sevilla es una ciudad del sur de España y las hermandades son las asociaciones que organizan la fiesta religiosa más popular de esa ciudad y que se celebra con motivo Semana Santa. Estas hermandades viven todo el año para ello, un día, pasado mucho tiempo volvió al pueblo nuestro vecino de Castle Combe y en The White Hart, el pub que ha vendido cerveza sin interrupción en el mismos local en los últimos cinco siglos, no paraba de hablar de su peripecias en las hermandades  y contar las historias de los que como el los llamaba “los capillitas”, grupo con quienes había convivido en todos estos años de ausencia del pueblo. Hermandades hasta 58 y hasta otras que no eran  ni de Semana Santa y salían durante todo el año a los que ellos le denominan de gloria o sacramentales, ese era su ambiente. Pero lo que más extrañaba en el pueblo era que nuestro inglés también se denominaba capillita, por lo visto el término popular del que vive todo el año el ambiente de las hermandades. Un día no se le volvió a ver por el pueblo y desde entonces se le conoce como el inglés que fue a Sevilla y volvió capillita. Siempre llevaba encima un libro muy famoso entre ellos que se llamaba “Tontos de Capirote” de un tal Francisco Robles en el cual era como un diccionario de los distintos capillitas que existían, la verdad que ninguno entendíamos nada de ese libro, pero el nos decía “mira este, este también lo conocí…”. Lo que os voy a narrar ahora son esas historias que nos contaba tomando cervezas por las tardes algo que según él coincidíamos con los capillitas sevillanos.

Parada Luis Montoto (Marqués de Nervión)
El capillita que llevó a Sevilla a nuestro paisano inglés se llamaba algo así como Julio con muchos apellidos, tan largos que ni el inglés era capaz a decirlos, yo creo que sería como un Lord de aquí de las Islas. Julio es el mayor de dos hermanos, nunca había trabajado porque era de familia bien, sigo diciendo que sería como Lord, vivía en una casa en el centro de la ciudad, llena de cuadros y de muebles de madera buena, decía que era de rancio abolengo. Como decía nunca había trabajado porque vivía de la renta de la familia pero como mi paisano inglés comentaba “siempre le tocaba pagar por donde iban al inglés” porque a la hora de pagar se quitaba del medio. Soltero, sin novia y sin compromiso, de música solo hablaba de una cantante española que se hacía llamar “la mas grande” o algo así que la verdad no recuerdo. Era hermano de muchas cofradías y en las cuales todos los días estaba metido. De una era prioste, de otra mayordomo, de otra diputado de culto y de otra fiscal y de muchas algo así como vestidor, yo creo que ya se porque ni trabajaba ni porque pagaba cuando salía. Igual se lo gastaba todo en cuidarse porque iba dos o tres veces en semana a la sauna a relajarse.

Parada Luis Montoto (Kansas City)
Una de la historia que nos contó el inglés la denominó, historia del cartucho de pescao, algo así como el fish and chips pero versión española pero sin chips. Había tres tipo de pescaos o mas bien pescaito frito que es el nombre como lo llaman ellos. Uno era el pescao de categoría, en este no faltaba ningún frito, pescada, huevas, adobo (los sevillanos flipan con el adobo), boquerones, chocos, gambas, acedías, pijotas, un poquito de jamón ibérico, queso finamente cortado… mucha cerveza helada de barril, tinto de rioja, manzanilla, fino… Otro era el pescaito cortito, mucho pedacito frito en harina de la parte de la cola del pescao con muchas espinas y croquetas precociná a discreción, en este si había muchas chips, mas bien como dicen ellos muchas papas fritas y de beber botellines, dos o tres por persona y el resto caliente para que no beban mas y se vayan pronto al bar de la esquina, tinto de pitarra o valdepeñas y muchas aceitunas. Por último al que mi vecino inglés le llamaba “el chopped and chips” en idioma capillita mucho chopped, muchas papas fritas y muchos botellines fresquitos. El vestuario de los asistentes al acto era el siguiente; los hombres con chaqueta y corbata, quien no llevara pisacorbata y pin de la hermandad en la solapa de la chaqueta era duramente criticado entre los asistentes y rápidamente obligado a comprarlo sin tener que salir a ninguna tienda ya que allí mismo había una vitrina donde vendían artículos de ese tipo. Yo creo que visten como nosotros cuando vamos los domingos a la iglesia, tipo inglés pero sin bombín y sin bastón. Las mujeres todas con pieles sintéticas, peinadas como si llevaran un gran repollo en la cabeza, collares y bisutería barata pero lo peor de todo era el olor que tanto los caballeros como las señoras desprendían corporalmente, era algo muy desagradable, un olor tan profundo, un olor parecido a la nectarina o a las bolitas de alcanfor pero según él difícil de explicar. 

Parada Amador de los Ríos (Júpiter)
Al comienzo el Hermano Mayor (es el equivalente al cargo de presidente de la asociación) dirige unas palabras a los asistentes, están los  hermanos mayores que a la hora del discurso son cortito, cuando quiero decir cortito es en el amplio de la palabra cortito, hay otros eternos que hablan, se repiten, vuelven al inicio y nunca terminan pero la verdad que ni uno ni otros dicen nada interesante para los asistentes deseosos de hincarle el diente al yantar, pero eso si, una vez terminado el incansable discurso comenzaba algo así como “La guerra de los mundos”  pero en versión sevillana “La guerra del pescaito”, hombres y mujeres a dos manos, empujones, manchas de aceite (del aceite sin contaba el inglés historias, pero eso será otro día), pisotones, codazos… aquello parecía época de hambruna. Yo creo que el inglés era muy exagerado y lo que contaba lo decía por ser el centro de atención de todos los que estábamos escuchándolo en el pub, ya que días ante nos contó que cada vez que iba a cenar a casa de esos capillitas que habitualmente iban a los pescaitos, sus madres o sus esposas lo que ponían en la mesa era cincuenta gramos de jamón cocido finamente cortado  y un vasito de sopa de sobre con mucha yerbabuena. Esta era la típica cena de estas familias y con esa fórmula decían que por la noche se duerme mejor y se despierta todavía mejor por la mañana, que al estómago también hay que dejarlo descansar. Me pregunto yo escuchando la historia del pescaito, ¿esa noche dormirían fatal?¿Se levantarían por la mañana peor todavía?¿esa noche no descansaba el estómago? 

Parada Gonzalo Bilbao (Puerta Osorio)
Una vez devorado todo el condumio y quedando solo en le mesa los papeles llenos de aceite donde venía el pescao de la freiduría, el mantel de papel blanco, los vasos de plásticos, las espinas del pescao y las virutas de harina frita, que son las únicas sobre vivientes del tsunami grastronómico, llegaba la hora llamada ”quien no este allí presente es carne de perro”. Me explico, lleno el estomago y coloraitas las mejillas, llegaba el momento de lo que parece ser donde disfrutaban mas los capillitas, darle a lengua. Grupitos donde criticaban al que no estaba o al que estaba en otro grupito o a los de otras hermandades. Aquello se encendía de tal forma que al final todos terminaban en el pub o bar de copas mas cercano con el trago largo y peligro el que no fuese, porque allí seguían las lenguas viperinas y te podía llegar la metralla si estabas lejos. Pero lo gracioso después de todo era el día que se veían entre ellos, se daban abrazos y besos efusivamente cuando se habían puesto a parir unos a otros horas antes.

Parada Ponce de León
Sonaba la campana en The White Hart y con el sonido de la campana le pregunte una cosa que no entendía al inglés que fue a Sevilla y volvió capillita, ¿quién pagaba el pescaito?¿por qué se llaman hermandades donde conviven los capillitas? Se quedó por un momento en silencio pensando y comenzó a contar otra historia…es decir, no coment.

Plaza de la Encarnación
Esta es una de las historia de Tony Married sobre su compatriota que se hizo capillita y desapareció del pueblo. Abandono el  #Bus27 mas sudado que el corriente de la quinta de Los Caballos cuando el Jueves Santo el paso va a la altura de la parada donde me acabo de bajar. Pero a pocos metros en un escaparate de la calle Puente y Pellón veo una cosa que me aclara en la época que estamos, “Oferta disfraz Halloween”. Estos ingleses!!!!

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